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La portada de la Capilla de las Ánimas, adosada a la Sala Capitular de la catedral, se viste con una portada de cantería labrada en un cuerpo y remate. Presenta un rodapié de recinto que da inicio a la composición, al centro se alza, sobre cinco escalones con esquinas achaflanadas, el acceso con arco de medio punto sobre jambas con impostas molduradas, que asemejan pilastras. Las jambas referidas reposan sobre pedestales pétreos, solución que el arquitecto Pedro de Arrieta había usado en la iglesia de Santiago Tuxpan y en Santa Teresa la Nueva.

A los costados de las jambas se encuentran dos pilastras tableradas que enmarcan el acceso y reciben un entablamento de arquitrabe moldurado, friso liso y cornisa cuyo trazo horizontal destaca la presencia de la clave, que además se ornamenta con una guardamalleta que nace de la prolongación de un medallón central, ovalado y enmarcado en cantería con perlas en el borde. Flanquean el medallón, en eje con las pilastras, dos óculos moldurados, de menores dimensiones. En los extremos se encuentran dos gárgolas de cantería que acusan el trazo de una bóveda de cañón corrido y en las aristas dos contrafuertes esquineros. Remata la portada un pretil mixtilíneo con un pequeño cornisamento de ladrillo.

La fachada lateral, con vista al norte, se desplanta de una plataforma de piedra volcánica que nivela el terreno y soporta tres contrafuertes de cantería, que en un tercio de su altura disminuyen su sección hasta alinearse al paramento, dos de ellos son rematados por gárgolas. Entre los contrafuertes se encuentran tres vanos de iluminación adintelados, destaca la presencia de un altorelieve que evoca las ánimas del purgatorio, entre el primero y segundo contrafuerte.

La planta arquitectónica es de una nave cubierta por una techumbre reforzada por arcos fajones. El presbiterio tiene dos escalones que anteceden el altar y un retablo pétreo.