Hacia el año 1200 d.C. se estableció en este sitio un centro ceremonial tepaneca (Dubernard 1995: 49), aprovechando su gran tamaño y sus materiales de construcción (Dubernard 1992: 43). La plaza del pueblo y Coyoacán en su conjunto fue propiedad de Hernán Cortés, marqués del Valle, a partir del 6 de julio de 1529 (Díaz del Castillo, Volumen IV: 58). Cortés cedió al cacique de Coyoacán, Juan de Guzmán Iztolinque, […] la plaza del dicho pueblo de Coyoacán con la huerta que tiene asentada á la linde de varios árboles frutales y las tierras que corren del dicho pueblo por el poniente hasta la cumbre de los montes que se hallan a su frontero y por la parte norte desde el camino que va para la ciudad de México hasta la vertiente de los montes que están a la parte sur, las que den en cuadro por todos sus montes, aguas, entradas y salidas según y cómo la tenía en tiempo de su gentilidad […] (Fernández 1913: 28-29) en reconocimiento a sus servicios; este hecho fue confirmado por cédula real del 18 de diciembre de 1578 (Fernández 1913: 28-29). En 1637 el marqués del Valle de Oaxaca tenía una huerta situada en la plaza de Coyoacán (Pulido 1973: 20), en esa época sólo quedaban vestigios de su fuente (Gibson 1978: 194).
A mediados del siglo XVIII doña Teresa de Iztolinque y Guzmán, descendiente del cacique don Juan de Guzmán Iztolinque, pidió autorización al marquesado para poner la plaza en venta; alegaba que a pesar del dinero que recibía los días de feria o tianguis, por todos los que ponían sus puestos en ella, se veía obligada a venderla en novecientos pesos para poder pagar sus deudas. En 1745 se hicieron los pregones para el remate de la plaza de esta villa. Varios testigos con derecho al cacicazgo se presentaron a declarar que dicha plaza pertenecía a doña Teresa, fue entonces cuando José Antonio Bermúdez Sotomayor Gobernador General y Justicia del estado y marquesado del Valle autorizó la venta de la plaza el 15 de marzo de 1746. El maestro mayor de obras, Miguel Espinosa de los Monteros, fue designado el 18 de abril de 1746 para medir la plaza. En este acto estuvieron presentes el corregidor y los vecinos del lugar fray Joseph Téllez, superior del convento de San Juan Bautista, Isabel del Castillo, viuda de don Blas de Atayde, doña María Ruíz Delaris, viuda de don Juan Ansi y Calle, su casa estaba labrada en el sitio de dicho convento y Teresa del Castillo (Hospital de Jesús: 1-8) (Gibson 1978: 356).
El 1º de julio de 1746, el escribano Andrés Rodríguez de Madrid consideró que el arrendamiento del piso de la plaza debía de tasarse en doce reales (Hospital de Jesús: 9v-10). Miguel Espinosa de los Monteros midió con cordel de varas castellanas de cuatro palmos, de norte a sur y de oriente a poniente, en la parte baja del plano está escrito: "Este es el frente de la Iglesia 'Pitipie de 10 varas' por este lado en terreno de la plaza mide '240 varas' por el opuesto que baja con cierta oblicuidad '54 varas' por el lado izquierdo en dos sectores: '64 varas' más '11 varas' y del otro lado en forma irregular: '52 vs', '24 vs', '4 vs' y '92 vs'". Al centro del plano se lee: "Varas cuadradas 31 578. Consta el plano de toda la plaza de la villa de Coyoacán, treinta y un mil, quinientas, setenta y ocho varas cuadradas superficiales, se debe entender que éstas son las mismas que están dentro de su recinto y por ser así, según mi legal saber y entender lo firmé en 4 días del mes de junio de 1746. Miguel Espinosa de los Monteros. Maestro Mayor” (Catálogo de Ilustraciones del AGN Volumen 6: 166).
En 1755 se hizo un reconocimiento de esta plaza, la cual tenía una fuente de cal y canto al centro, y se decidió construir junto a ella las nuevas Casas Reales (Hospital de Jesús s/f). El encargado de rentar la plaza de Coyoacán en 1776, mientras los marqueses estaban en Europa, fue el apoderado y director general que vivía en Madrid y administraba los asuntos del marquesado (García 1969: 120-121). Cuando se restituyó el marquesado del Valle de Oaxaca a los Pignatelli, en 1816, este incluía unas cuantas propiedades entre ellas esta plaza, la de Toluca y la de San Agustín de las Cuevas.
En 1829 la plaza dejó de ser propiedad del marquesado temporalmente, pasando a manos del ayuntamiento hasta 1835, año en que de nuevo estaba en manos de los Marqueses (García 1969: 87, 89). Durante muchos años, esta plaza y la que se encontraba frente al templo de La Concepción, conocida como plaza de la Conchita, fueron las más importantes de la villa de Coyoacán, sin que se definiera por muchos años cuál de ellas era la principal. Con el paso del tiempo la traza urbana tomó como centro de referencia la plaza que se encuentra desde mediados del siglo XVIII, frente a las Casas Reales (Dubernard 1992: 45-46), a un costado de la iglesia y convento de San Juan Bautista, que ahora conocemos como plaza Hidalgo (Cossío 1946: 64 - 66). En esa época, dicha plaza era la sede de la fuente principal y de la horca de la jurisdicción (Cossío 1946: 64 - 66), (Hospital de Jesús s/f).
En 1921 el antiguo e inmenso atrio de San Juan Bautista se convirtió en el parque del Centenario de la consumación de la Independencia (Everaert 1995: 52). Al abrirse la calle Carrillo Puerto, el parque del Centenario fue dividido en dos: la parte que está junto al templo de San Juan Bautista se denominó Jardín Hidalgo, y la que alberga los arcos de la entrada atrial poniente conservó el nombre de Jardín del Centenario de la Consumación de la Independencia (Aguilar 1979: 54).Al poniente del jardín de la plaza principal había un montículo llamado El Cerrito, dentro de las casas de la actual calle Allende; de acuerdo con la tradición se trataba de parte de un antiguo teocalli. El Cerrito fue destruido cuando se construyó la sucursal del Banco Comercial Mexicano y la casa de la familia Coronado en este siglo. Alrededor de 1929 se colocó en la plaza pública un anillo de juego de pelota de origen prehispánico, que se encontró en esta zona (Pulido 1973: 2).
Como zócalo de Villa Coyoacán, la plaza Hidalgo ha sido sede de numerosas festividades oficiales, populares y religiosas de la jurisdicción, de actividades recreativas y culturales (Un domingo en Coyoacán 1973: 22). Como ejemplo de las diversas actividades que se desarrollaron en la plaza Hidalgo tenemos, la exposición de la Feria de la Flor en 1929 (Aceves 1988: 88), y la escuela dominical de pintura para niños y jóvenes en 1973 (Un domingo en Coyoacán 1973: 22).
Este inmueble es Monumento Histórico de acuerdo a los artículos 35 y 36 fracción I de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 6 de mayo de 1972, que establece: “por determinación de esta Ley son monumentos históricos: Los inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos; arzobispados, obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualesquiera otros dedicados a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso; así como a la educación y a la enseñanza, a fines asistenciales o benéficos; al servicio y ornato públicos y al uso de las autoridades civiles y militares y las obras civiles relevantes de carácter privado realizadas de los siglos XVI al XIX inclusive” (Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos 1972: 9).
El inmueble se ubica dentro del perímetro único de la Zona de Monumentos Históricos de Coyoacán (Decreto por el que se declara una zona de monumentos históricos en la Delegación Coyoacán 1990: 14-15).
**Rubro con información adicional