2. La catedral fue el primer templo levantado en Ciudad Real. Se cree que la construcción se inició al fundarse la ciudad, en marzo de 1528, pues "Lo primero que hicieron aquellos nuevos pobladores fue señalar sitio conveniente y capaz para la iglesia".1 A partir de entonces se impusieron multas a los vecinos para ayudar a su edificación,2 y en 1533 se acarrearon indios para trabajar en la obra los domingos y días festivos, cobrándose dos pesos de multa a quienes no se presentasen a laborar en esos días.3 En un principio la iglesia estuvo dedicada a Nuestra Señora de la Anunciación,4 pero al poco tiempo se cambió la advocación mariana por la de San Cristóbal; aunque existen diferencias en la datación de este hecho, que oscilan entre 1536 y 1541, lo único que consta en documentos es que en abril de 1535 se la llama iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, y que en 1538, al ser elevada al rango de catedral, su advocación es a San Cristóbal.5 La iglesia se fue embelleciendo paulatinamente; en 1535, según la relación del clérigo Juan Rebollo, los ornamentos de la iglesia "no eran pocos ni deslucidos" y, en 1538, "los vecinos dieron limosna de cien pesos de oro, para que de ellos se hiciese en México una custodia para el Santísimo Sacramento y otros cien pesos para unas campanas pequeñas, que ya tenían otras mayores". Al año siguiente, el obispo Marroquí visitó Ciudad Real "y aumentó las alhajas del culto divino con ornamentos, cálices y campanas y otras cosas necesarias al servicio de la iglesia". En ese entonces los materiales de construcción costaban "cuatro pesos, debían de ser pesos de minas, un millar de ladrillos, y cuatro pesos y dos tomines el millar de tejas".6 El primer obispo fue Juan Arteaga, aunque murió antes de llegar a la ciudad.7 El dominico protector de los indios, fray Bartolomé de las Casas, tomó posesión del obispado a principios de 1545,8 y encontró su iglesia "pequeña de sitio, pobre de edificios y con alguna necesidad de ornamentos".9 Para esas fechas se le describe como una construcción modesta, que desmerecía al compararla con las casas de los vecinos: "es una bonica iglesia, bien labrada, de madera, cubierta de teja, las paredes son de adobe y ladrillo, digo bonica para según son las iglesias de aquella tierra y en los pueblos de los españoles, aunque sus casas son asaz soberbias, galanas y costosas, como parece en México".10 Podemos suponer que la parte arquitectónica estaba a punto de quedar concluida en 1564, año en que el rey otorgó un donativo para la manufactura del retablo. Hacia 1576 se pensó que era conveniente ampliar la catedral, modificando el presbiterio para poder circular en torno al altar mayor; lo cierto es que se le hicieron reformas importantes antes de finalizar el siglo, como incremento en la altura, apertura de ventanas y construcción de la capilla de la Virgen de Antigua, detrás del coro.11 El obispo Andrés de Ubilla, en la última década del siglo XVI, "dio a su iglesia ornamentos, alargó su capilla mayor y donó una lámpara de plata para que ardiese delante del Santísimo Sacramento";12 además, construyó en su interior la capilla de San Andrés, donde fue enterrado el obispo y muchos de sus familiares.13 Sabemos que en 1635 tenía tres naves, contaba con altar mayor, dos colaterales y dos capillas, una dedicada a San Antonio y la otra a la Virgen de Antigua; carecía de torre y de sillería, la portada estaba inconclusa y la cubierta muy maltratada, así que se iniciaron nuevas obras gracias a otra merced real y al apoyo del obispo Marcos Ramírez de Prado, entre 1635 y 1639.14 Este último año, la catedral tenía aún una estructura de adobe y estaba en muy malas condiciones.15 En 1651 ó 1652 un terremoto dañó la fachada del edificio y truncó el campanario.16 En 1665, don Martín Carlos de Mencos solicitó tres indios cada semana de Zinacantán, Tenejapa y Chamula para el aseo de la catedral.17 Para 1680, el templo necesitaba alargarse por el lado de la Plaza Mayor 5 ó 6 varas; ese mismo año llegó el permiso "para dicha obra y cementerio de que tanto necesita para que éste quede con toda la perfección necesaria"18 y para rehacer la portada sur, única fachada de entonces, hasta el campanario; sin embargo, con la muerte del obispo Bravo de la Serna, en octubre de 1680, la obra se suspendió.19 En 1685 el rey renovó por 4 años la gracia de los dos reales novenos para la construcción de la torre y la sillería de la catedral,20 y en 1686 la primitiva construcción fue objeto de una ampliación hacia el oriente.21 El monarca volvió a prorrogar 4 años más la merced de los dos novenos para la fábrica de la catedral, en 1693.22
Las paredes de adobe se hallaban muy maltratadas, y la del norte desplomada y apuntalada, por lo que el cabildo eclesiástico pidió un reconocimiento al arquitecto Francisco Martínez y al carpintero Juan de Acuña; con su dictamen, el cabildo decidió demolerla. La obra nueva se comenzó inmediatamente y fue consagrada por el obispo Núñez de la Vega el 18 de marzo de 1696, estando todavía inconclusa.23 Conservó sus tres naves separadas por pilares y arcos de ladrillo, techo de lacería y portada de piedra y cal,24 pero la capilla mayor y las naves laterales estaban sin construir. El edificio de la nueva catedral permaneció durante algún tiempo en ese estado; más tarde las obras se reanudaron, estando muy adelantadas para el año de 1722.25 En 1700 el rey volvió a prorrogar su merced de los dos novenos de diezmos para que se concluyera la fábrica de la capilla mayor y su retablo,26 y en 1703 emitió una cédula real pidiendo a los indios, vecinos y encomenderos del obispado de Chiapa que cooperasen con la fábrica material de la iglesia catedral, que estaba edificada desde la portada hasta el arco toral.27 Dos años más tarde, en 1705, faltaban todavía la capilla mayor, el sagrario, la sacristía y otras piezas.28 Entre 1713 y 1733, el obispo Olivera y Pardo reconstruyó el edificio; son obra suya el edificio de tres naves, el artesonado (hoy reconstituido y sin oro), la capilla de Guadalupe, la sacristía, la sala capitular y añadiduras de la doble arquería de la fachada poniente.29 En 1715, el rey pidió al obispo le informase sobre los caudales existentes para la obra en catedral;30 a raíz de dicho informe, concedió la tercera parte de la vacante causada por la muerte del obispo fray Francisco Núñez de la Vega para terminar la capilla mayor y su retablo, "que era lo que solamente faltaba para quedar finalizada aquella iglesia".31 En 1718, los maestros de obra Antonio de Herrera, Manuel de Meneses y Cristóbal de Estrada, todos vecinos de Ciudad Real, fueron solicitados por la Corona para que declarasen lo que "faltaba de hacer y otorgar ayuda" para terminar el templo. Dijeron nuevamente que estaba hecho hasta el arco toral; sin embargo, se declararon incapaces para determinar el costo de materiales y jornales, "por no tener nosotros suficiente ciencia ni haber otros maestros que la tengan en esta ciudad en esta facultad de obras". No queda claro si la portada ya estaba concluida; puede ser que se hubiera hecho totalmente entre 1693 y 1696, aunque por su tamaño es dudoso.32 Entre 1718 y 1721 la catedral se amplió hacia el poniente, sobre el atrio o cementerio delantero, quedando con los 50 metros actuales; se construyó también la capilla que está hoy bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, para que sirviera de parroquia del sagrario, sacristía y sala capitular. La fachada que databa de 1679-80 fue demolida con motivo de la ampliación.33 Según un documento citado por Luján, la catedral fue reedificada nuevamente por el obispo Olivera y Pardo, entre 1718 y 1721. Esta información coincide con la que proporciona fray Francisco Ximénez, al hablar de aquel obispo y ensalzar su obra: "se ha aplicado a reedificar la santa catedral, que lo necesitaba mucho, y ha hecho una fábrica muy aseada y curiosa, asistiendo él mismo personalmente a la obra." Sin embargo, es difícil creer que entonces se haya hecho toda la iglesia de nuevo, pues esto hubiera implicado demoler una parte que se decía estaba en buen estado; por lo tanto, es probable que la información se haya deformado con el paso del tiempo, y que en ese período sólo se hayan completado las partes que faltaban a la iglesia. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si la portada fue completada en esa época, aunque el tipo de decoración parece ir en favor de esta hipótesis; por otro lado, es casi seguro que la tercera catedral de Guatemala, terminada hacia 1684, y casi con seguridad debida a José de Porres,34 haya influido sobre la de Chiapas. No sería raro que esto haya obedecido a la contratación de un arquitecto guatemalteco, encargado de la construcción, pues con seguridad tenía en mente el modelo de la recién edificada catedral de su país.35 Los muros antiguos fueron reforzados y elevados dos metros más; se renovó por completo el techo de madera y teja a dos aguas y el alfarje aunque, como dice Francisco de la Maza, lo que se hizo fue aumentar el tamaño pero con más tosquedad y carácter popular en las esculturas y los relieves.36 El obispo Olivera y Pardo quiso bañar su catedral de "luz muy hermosa", motivo por el cual, en 1726, abrió una hilera de ventanas altas.37 Se construyó entonces la iglesia "sacando de cimientos mucha parte de ella, y levantando todo lo que estaba edificado para darle la luz y hermosura que hoy tiene y de que carecía, techándola toda de nuevo de artesón muy curioso, haciendo nuevo sagrario, sala capitular y sacristía y nuevo altar mayor"; se hicieron también los dos colaterales, "el uno lo costeó una piadosa viuda con más de un mil quinientos reales y el otro a expensas de limosnas de los fieles y de algunos legados y obras pías".38 En 1733 le faltaba todavía al templo la capilla mayor.39 La importancia social del edificio hacía que continuamente estuviera en trabajos de restauración o mantenimiento. Volvieron a realizarse obras de gran envergadura entre 1753 y 1766;40 el obispo José Vital