La Ciudad de México en el siglo XVI estaba dividida en cuatro barrios que correspondían a los primitivos calpullis mexicas. Esta manzana se localiza en el antiguo barrio que correspondía a Atzacoalco.

En este sitio se fundó el convento de Santa Inés por religiosas del convento de la Purísima Concepción de México, con el patrocinio de los marqueses de la Cadena, Diego Caballero e Inés de Velasco.

La fundación del Convento se realizó el 17 de septiembre del año 1600.

El templo estuvo cubierto por una techumbre de madera y láminas de plomo, obra del arquitecto Melchor Pérez de Soto. Fue reedificado a finales del siglo XVIII, con intervención del arquitecto Manuel Tolsá, quien se hacía llamar "El arquitecto del Convento de Santa Inés y sus fincas urbanas”. En 1861 por las Leyes de Reforma se expropió el inmueble y las monjas fueron trasladadas a Santa Teresa la Nueva; durante el imperio de Maximiliano recuperaron el edificio, pero a su muerte vuelven a salir del inmueble, que fue lotificado y vendido a particulares.

El patio principal del antiguo convento de Santa Inés tuvo muchos usos. En el catálogo fotográfico del INAH correspondiente al año 1974, se puede apreciar que era utilizado para comercio y almacenamiento de pedacería de textiles y papel en los corredores. Al patio tenían acceso camiones de carga para el acarreo de estos materiales. En la última década del siglo XX el inmueble se recuperó y restauró para ser sede del Museo de José Luis Cuevas, que fue inaugurado el 8 de julio de 1992.

Por su lado el templo, después de la exclaustración de las monjas en la década de 1860, fue desmantelado y convertido en almacén de forrajes. Tiempo después, se abrió al culto con el título de Sagrado Corazón de Jesús. En el interior está sepultado Miguel Cabrera, pintor mexicano y uno de los más notables del Virreinato.

Fue declarado monumento histórico el 9 de febrero de 1931.