El Chapitel se encuentra ubicado al costado surponiente del conjunto conventual de San Mateo, en el centro histórico del municipio de Huichapan, Hidalgo.

Según la placa de información histórica colocada enfrente del edificio, el inmueble, durante la época virreinal sirvió para fines eclesiásticos, ya que durante el siglo XVI, los religiosos establecieron que en los pueblos grandes donde se llevaran a cabo los tianguis, se crearan unas ermitas pequeñas llamadas chapiteles, las cuales serían colocadas en lugares estratégicos, con la finalidad de que permitieran que “todos los que se encontraban en el mercado pudieran ver la misa, sin necesidad de abandonar el lugar en que tenían sus mercancías” (Riva 1967: 316). Sin embargo, su ubicación, que corresponde a uno de los costados del antiguo atrio, pareciera contradecir esta información, pues esta tipología corresponde más a la de las capillas posas. Continuando con la tradición oral, ésta señala que el nombre de “chapitel” responde a que en sus orígenes probablemente el edificio religioso tuvo un remate arquitectónico de este tipo, causando que sea conocido con dicho nombre. Actualmente la estructura, que era de planta cuadrangular, se encuentra adosada al museo de sitio; la cubierta fue sustituida por un segundo nivel; podemos saber sus dimensiones originales gracias a la existencia de la bóveda de arista que aún puede verse.

Este inmueble está ligado a la historia del movimiento de Independencia de México. Tras la muerte de Miguel Hidalgo y de los principales jefes del primer momento de la insurrección, Ignacio López Rayón se hizo cargo del movimiento, siendo nombrado como Presidente de la Junta Suprema. En 1812 se trasladó de Tlalpujahua a Huichapan, llevando consigo la “Imprenta de la Nación” (Menes 1993: 30), la cual era utilizada por los insurgentes para difundir sus actividades; finalmente llegó a esta ciudad el 13 de septiembre del mismo año, siendo recibido por los insurgentes huichapeños Julián Villagrán y su hijo José María (Manzano 2010: 39).

La visita de Ignacio López Rayón a Huichapan coincidió con el segundo aniversario del Grito de Dolores, situación que aprovechó para mostrar su poder en la región, manifestando su liderazgo como Presidente de la Junta por medio de una celebración (López 2014: 141), en la cual, según la tradición oral, Rayón en compañía de Andrés Quintana Roo, José María Villagrán, los brigadier Francisco Guerrero y José Julián Teodoro González y los padres José Antonio Magos García y José Manuel Correa escucharon una serenata desde el Chapitel, edificio al que le dieron el nombre de “Palacio Nacional de América” (Rivera 1993: 166). Este episodio fue descrito en el diario de Ignacio Oyarzábal, secretario de Rayón, de la siguiente manera:

“Día 16 (septiembre de 1812), Con un descargue de artillería y vuelta general de esquilas, comenzó sobre a solemnizarse en el alba de este día el glorioso recuerdo del grito de libertad, dado hace dos años en la congregación de Dolores por los ilustres héroes y señores serenísimos Hidalgo y Allende, habiéndose anunciado por bando la víspera para que se iluminasen y colgasen todas las calles. Asistió don Ignacio López Rayón, con el lucido acompañamiento de su escolta, oficialidad y tropa a la misa de gracias, en que predicó el Dr. Brigadier Don Francisco Guerrero, y al tiempo de ella hizo salva la artillería y la compañía de granaderos de Huichápa; a las doce, en la serenata, compitiendo entre sí las dos músicas, desempeñaron varias piezas selectas con gusto de don Ignacio López Rayón y satisfacción de todo el público” (Herrejón 1985: 69).

Esta celebración es considerada como la primera conmemoración del Grito de Independencia (Candena 2009: 52).

De ser este el sitio desde donde López Rayón y su comitiva visualizaron las celebraciones, debemos suponer que ya para ese entonces el espacio contaba con un segundo nivel que se levantaría sobre la primigenia capilla.

Tras la expedición de ley de desamortización de bienes, el 25 de junio de 1856, en 1880 el gobierno de Huichapan pasó a estar a cargo del Chapitel, ya que en ese año, Martín Trejo pidió la adjudicación de la ermita que se encontraba en el extremo del cementerio, de frente a la plaza de la ciudad; testificando que se encontraba dentro de los terrenos de su propiedad. Tras la petición el gobierno municipal de Huichapan, estableció que según la ley ya mencionada, el inmueble pasaría a estar bajo el reguardo del municipio, por lo que a finales del siglo XIX se modificó para una función civil (Ramírez 1880: f. 3).

Actualmente este espacio forma parte del Museo de Arqueología e Historia de Huichapan, el cual fue fundado en 2003 gracias al Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, el Ayuntamiento de Huichapan y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Fue hasta septiembre de 2010, en el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana, que tras trabajos de rehabilitación del espacio y el enriquecimiento de su colección, el recinto reabrió sus puertas ya con el nombre de Museo de Arqueología e Historia de Huichapan. En este museo se encuentran cinco salas en las que se exhiben piezas de la época prehispánica, virreinal, y las que corresponden al movimiento de Independencia, que se localizan en el Chapitel (Museo de Arqueología e Historia de Huichapan 2016: 1).

La celebración del 15 de septiembre se realiza desde el Chapitel, como un homenaje al lugar donde, por tradición, se dice que se llevó a cabo la primera conmemoración del grito de Dolores.