Ubicada en la zona al poniente de la ciudad y con dirección de sur a norte, la capilla de la Tercera Orden de San Francisco complementa la presencia de los templos dedicados a los grupos surgidos alrededor de la figura del santo de Asís en Atlixco. La Tercera Orden corresponde a aquellos personajes que, si bien forman parte del mundo secular, viven siguiendo las normas de franciscanas. Esta capilla resulta ser uno de los ejemplos de barroco de argamasa con un fuerte carácter popular más característicos de Puebla y uno de los que conservan su programa iconográfico de manera más íntegra (la descripción del mismo se encuentra en la sección dedicada a los bienes muebles).
La capilla de la Tercera Orden se encuentra incluida en la declaratoria de Zona de Monumentos Históricos de la Ciudad de Atlixco, estado de Puebla, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 27 de mayo de 1988.
Tuvo su fundación en el siglo XVI, probablemente como ermita; el inmueble que hasta ahora se conserva parece haber tenido una etapa constructiva hacia el siglo XVII y su terminación a principios del siglo XVIII.
Dentro del expediente resguardado en el Archivo Histórico Jorge Enciso de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, INAH, en la foja 7 encontramos un documento fechado el 28 de octubre de 1935, donde el Departamento de Monumentos hace la descripción del inmueble de la siguiente manera:
“El Templo de la Tercera Orden está considerado como un monumento artístico colonia, por los exquisitos tallados en fina madera dorada, del más puro estilo plateresco que datan de los siglos XVII y XVIII.
Estos tallados forman el retablo principal y algunos altares laterales que se han conservado cuidadosamente por los diversos capellanes que existieron en este templo.
Estos altares tallados de madera dorada con oro de la mejor calidad, forman con los del inmediato templo de San Francisco, la única riqueza artística que queda en esta ciudad, de los monumentos religiosos de la época virreinal.
Son tales altares muy semejantes a los tan admirados de los templos de San Francisco Acatepec y del convento de Huejotzongo, existiendo la diferencia entre el de Acatepec y esta “Tercera Orden”, de que el primero tiene un gran número de figuras de querubines y el segundo y el segundo no los tiene. Por lo demás el tallado de columnas y demás detalles ornamentales, guardan gran semejanza.
En consecuencia; si los templos tan admirados por propios y extranjeros, de San Francisco Acatepec y convento de Huejotzingo, están considerados como monumentos artísticos; el de la “Tercera Orden” de esta ciudad también debe considerarse igual por estar en las mismas condiciones.
Su fachada tiene motivos decorativos en argamasa, que guardan armonía con la ornamentación interior”
Dentro de este mismo expediente, en la foja 20 se encuentra un recorte de periódico que señala el cambio que el inmueble tuvo con respecto a las escaleras de acceso:
“Absurdas mixtificaciones en nuestras joyas coloniales.
La capilla de la Tercera Orden Franciscana en Atlixco, que ha sufrido el cambio de su escalinata original, de piedra labrada, por una fea mistificación de cemento y la colocación de un lambrín de mosaicos modernos en su exterior. Yuxtaponen torpemente arquitecturas del Siglo XVII, con modernismos de muy mal gusto.
La hermosa Capilla de la Tercera Orden Franciscana en Atlixco, ha sido modificada absurdamente, al cambiar las gradas de acceso en su atrio, que eran de cantera labrada, por una escalinata de cemento guarnecida por farolillos “californianos”.
También ha sufrido el atrio de dicho templo en su exterior, la postura de un lambrín de mosaicos modernos de cemento, que desentona en absoluto con los elementos originales, pues la moderniza de manera indebida. Esto es que yuxtapone una arquitectura del estilo barroco popular mexicano, interesantísima, con materiales y estilizaciones de última hora.
Las personas cultas que conocen estas irregularidades sugieren la intervención de la Secretaría de Patrimonio Nacional, a través de la Dirección de Monumentos Coloniales que es la oficina técnica a que debe consultarse para cualquier restauración a nuestros templos.”
Por su parte, en la ficha levantada por la Comisión Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural y la Comisión Regional para la Preservación del Patrimonio Cultural de Atlixco, Puebla; realiza la presentación de la construcción de la siguiente forma:
“La capilla de la Tercera Orden está situada en la parte baja de cerro, a los pies de San Francisco, por tanto, unida a él. La construcción de ser de fines del siglo XVII y principios del XVIII, época a la cual corresponde la fachada.
Una de las dos más espléndidas fachadas en argamasa que conserva Atlixco junto con la de la Merced. Dividida en dos cuerpos y un remate en la parte central está encuadrada por columnas salomónicas con ricos festones entre las esculturas. Mismas que flanquean cuatro nichos que cargan cada uno de ellos, las escultura de San Pablo, San Antonio y San Francisco.
El segundo cuerpo entre dos columnas con labor de yesería, enmarcan la ventana y sirven de base al entablamento. A los lados de las columnas se aprecian dos medallones, en uno se representa a San Buena Ventura, en el otro a San Bernardino de Siena, actualmente en el coronamiento, una escultura de Lucrecio, Primer Terciario Franciscano.
Complementando a los elementos arquitectónicos mencionados, que le dan vida a la fachada encontramos una multitud de detalles en argamasa, como los niños abrazándose que están sobre la puerta de entrada, el gran mascarón que se ve sobre ellos, los pequeños ángeles que sostienen el barandal de la ventana principal, las sirenas sobre los medallones, etc., todo ejecutado en un mismo estilo singular lleno de encanto y espontaneidad.
La misma riqueza de la fachada resalta sobre el muro liso que forma la fachada principal del templo y está coronado por un sobrio campanario. La puerta en madera tiene clavos en hierro forjado con la cruz de Jerusalén.
El Interior de una sola nave con su crucero y cúpula, presenta una colección de retablos de distinta épocas y facturas, posiblemente algunos proceden de la Iglesia de San Francisco, el primero a mano derecha dedicado a la Virgen de Guadalupe de estilo Neoclásico, le continua otro que fue ensamblado con piezas de diverso estilo sobresaliendo las columnas que datan de principios de siglo XVII con dos ángeles cariátides que sostiene el segundo cuerpo.
En seguida encontramos un púlpito en madera tallada y dorada con el fondo imitando carey, en buen estado de conservación. En el crucero hay un fragmento de retablo barroco, hoy dedicado a San José y una talla de la Purísima muy repintada.
El altar mayor es magnífico y en buen estado de conservación. Integrado por la representación de diversos santos flanqueados por columnas barrocas, presentí una bella imagen de la Virgen de Guadalupe en talla estofada. Doce santos de igual calidad acompañan la imagen central que pudiera tratarse de San Fernando.
A los lados el presbiterio y el frente del crucero, diete pinturas que representan episodios de la vida de San Francisco, complementan la ornamentación.
Son obra de Lorenzo Zendejas, el más destacado representante de la Escuela Poblana de finales del siglo XVIII. En el crucero, del lado del evangelio, hay un retablo pequeño llamado churrigueresco, que forma parte central de alguno más importante. Siguiendo en la nave de la iglesia, otro magnífico ejemplo de altar churrigueresco lamentablemente fragmentado, con espléndida talla. De tema mariano a la Virgen del Carmen y antes es posible se trata de la Inmaculada Concepción por encontrar en el dos pinturas una de ellas con Santa Ana con la Virgen Niña y la otra con Santa Emerenciana. Está rematado con un Cristo de la Injuria que tiene un escapulatorio mercedario colgado sobre el pecho, repitiéndose en la parte superior izquierda el mismo escudo de la Merced. En el último retablo también de tipo barroco, se localizan dos pinturas populares de ángeles y al centro un cuadro de San Salvador de Horta.
Dos pilas de piedra labradas de estilo barroco y un magnífico cancel de madera moldurada completan el interior de este inmueble, en cuyo interior también se localizan dos interesantes esculturas que representan a San Buena Ventura y a San Antonio que pudieran datar del siglo XVI y proceder del templo de San Francisco.
La portada lateral presenta rica decoración en argamasa con cerramiento de la puesta en forma de medio hexágono con cabecillas de querubines. Otra puerta de medio hexágono rebajado coronada por una cabeza y en la parte superior rematada por el escudo franciscano sostenido por dos pequeños ángeles, es la que corresponde a la casa del padre guardián.
La sacristía conserva como cosa curiosa, el techo original con sus vigas fileteadas en negro, el enladrillado en negro, blanco y rojo.”
El modelo de la portada de la sacristía es similar al realizado por Miguel Ángel Buonarroti para la Puerta Pía en Roma; aunque los elementos ornamentales han sido adaptados para representar la presencia franciscana, por ejemplo, en el medallón del centro del frontón, donde se ubica el escudo franciscano.
En el mes de abril de 2014 un sismo en la ciudad de Atlixco afectó parte de los retablos de la nave, situación que al mes de septiembre de 2015, aún no había sido reparada.