2. La plaza de Santo Domingo es una creación de los frailes dominicos para dar vista y esplendor a su iglesia. Desde mediados del siglo XVI existe con las actuales dimensiones que son aproximadamente de 50 x 150 metros, está rodeada de un conjunto uniforme e importante de edificios que sirvieron de marco a innumerables acontecimientos de la época virreinal. Su planta urbanística no ha cambiado, lo que ha variado son los edificios que la rodean.
Los primeros dominicos llegaron a la Nueva España en 1525, erigieron su primer templo techado seguramente con viguería de dos aguas como las primitivas ermitas. Después en 1575, se erige la segunda construcción por el arquitecto Francisco Becerra, la cual tuvo corta existencia por que se hundió debido a las condiciones fangosas del subsuelo. La tercera construcción se inició en 1716 y fue terminada veinte años después. El arquitecto Lorenzo Rodríguez la concibió con bóvedas de cañón corrido, así como con lunetos apoyados sobre arcos de medio punto que descansan en pilastras con un estilo barroco con columnas que se ondulan salomónicamente por el fuste, salvo en el primer tercio que se adorna de vegetales. En el segundo cuerpo las columnas son lisas, en el remate existen dos pilastras estípites. La torre es más severa, agudizándose insólitamente en el tercer cuerpo, que no lleva el usual cupulín con linternilla, sino un prisma piramidal cubierto de azulejos. El convento ocupaba casi completa la manzana y fue destruido totalmente por la Reforma, abriéndolo en canal por medio de la calle de Leandro Valle.
La Inquisición es el edificio que sigue en importancia al templo obra contemporánea de éste 1732 a 1736, construida por el arquitecto Pedro de Arrieta quien en un informe a los inquisidores decía "He discurrido ochavar la esquina de hacia la plaza de Santo Domingo y dar en ella la puerta principal, en que podrá ostentar y ser la cosa notable de su arquitectura, gozándose así por esquina la parte del poniente y la del sur, que son las dos calles que coge dicha Inquisición y por mediación a la puerta principal de Santo Domingo, donde se celebran todas las funciones del tribunal y al mismo tiempo desembocara directamente en dicha plazuela de Santo Domingo. El patio es espléndido, de un sabor más que barroco renacentista, con sus columnas dórico-toscanas y sus arcos moldurados. En las esquinas es notable la falta de columna sustentable esquinas formadas por dos arcos cruzados que prolongan sus dovelas hacia abajo creando la clave que cuelga como una piña. El tercer piso, construido cuando se alojó en este edificio la Escuela de Medicina, se suprimió para restituirle su fisonomía original.
Del edificio de la Aduana sólo sabemos que fue construido en la década de lo 1770-1780, es sobrio y viril, sin deseo alguno de ser bello o elegante, muy de acuerdo con su función, la de aduana. El paramento es de chiluca en las puertas y ventanas, lambrín de recinto y sillar de tezontle en los paños. Sus dos patios a los que corresponden las portadas se unen por una sola escalera, son amplios pero tristes, con ese desasosiego que producen los corredores con arquitrabes en lugar de la euritmia de los arcos. Con la Aduana la Plaza se llenó de vehículos, recuas de mulas y burros y toda trajinería que implicara una oficina de inspección y registro de los productos de un país. Sólo se retiraban cuando había procesión que saliera o llegara a Santo Domingo, o para la entrada de los Virreyes, que por su frente pasaban viniendo de la Villa y rumbo a la Catedral y el Palacio. También fue, desde principios del siglo XIX, uno de los primeros estacionamientos de coches de alquiler.
Los portales, en cambio, son alegres, familiares, al alcance de la mano. Su rítmica fachada se despliega a todo lo largo de la plaza con su doble perspectiva: abierta, abajo; cerrada, arriba, con sus vanos simétricos, sus gárgolas ahora truncadas y su cornisa divisoria. En esos portales se instalaron, poco después de la Independencia, los "evangelistas", esos útiles y discretos escribientes de epístola de quienes no saben leer o no tienen medios para lograrlo - la pluma y el tintero, antes; la maquina de escribir, ahora-
Hubo una pequeña fuente a fines del siglo XVIII, al parecer dibujada por el famoso arquitecto Ignacio Castera. "Era -dice García Cubas, en El libro de mis recuerdos- de forma circular, con un tosco pilón en el centro que vertía el agua por cuatro canalillos y se hallaba coronado por un águila parada en un nopal, en actitud de emprender el vuelo". Esa circunstancia dio origen a la creencia vulgar de que dicha fuente señalaba el lugar de la tradición azteca que por resultado dio la fundación de a famosa Tenochtitlán" (1)
2. En el plano de 1793 se encuentra consignada como Plazuela de Santo Domingo en el límite entre los cuartes 1 y 4 de la ciudad de México, limita al oriente con la calle de Santo Domingo; al sur con la calle de Medinas y al norte con la Cerca de Santo Domingo.
Si bien es cierto que ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo del tiempo, es un monumento histórico por determinación de ley, ya que fue construída durante el periodo virreinal. A su vez, forma parte del espacio público histórico de la ciudad, además de tener inmuebles históricos relevantes en sus colindancias. (2)
La Plaza de Santo Domingo de la Ciudad de México, es una de las plazas públicas más bellas de la ciudad. Se piensa que la plaza está ubicada sobre lo que fue la casa de Cuauhtémoc, y durante la repartición de la Ciudad por los conquistadores españoles este espacio quedó libre de construcción, tal y como lo encontraron los dominicos; tiempo después se les asignó el solar ubicado al norte de la misma, donde ahora se ubica el Templo de Santo Domingo.
Debido a que la mayoría de los edificios fueron reconstruidos en el siglo XVIII, por problemas de hundimiento e inundaciones, el conjunto guarda gran armonía. Los edificios que la rodean son: el Templo de Santo Domingo, el Tribunal de la Santa Inquisición, el antiguo edificio de Aduanas, el edificio de los Portales, la casona de Diego Pedraza y la de Juan Jaramillo.
En el siglo XIX bajo los portales se establecieron los escribanos o "evangelistas", como les llama el pueblo, que se dedican a escribir cartas para aquellos que no saben leer o escribir. Originalmente utilizaban plumas de aves, papel, escritorio y dos asientos de tule.
Al centro de la plaza se ubica una fuente con la estatua de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, mejor conocida como la "Corregidora", obra del escultor italiano Enrique Alciati. (3)
(1)
De la Maza F. 1967. "La Ciudad de México No. VI: sus plazas." Artes de México, no.109, año XV, 1968. Tomo II.
(2) Sánchez de Tagle, Esteban, Ana Rita Valero de García Lascurain y Sergio B. Martínez
Padrón de Frentes e Historia del primer impuesto predial, México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1997.
(3) Datos Proporcionados por la Dra. Natalia Fiorentini Cañedo. 05 Noviembre de 2007.