Originalmente la Plaza Manuel Tolsá fue conocida como Plaza de Minería, se encuentra ubicada en la calle de Tacuba, entre el callejón Xicoténcatl y la calle Marconi. En torno a ella están dos obras del artista valenciano Manuel Tolsá: el Palacio de Minería y la estatua ecuestre de Carlos IV, conocida como “El Caballito.” También se ubica al frente de estos inmuebles el antiguo Palacio de Comunicaciones, hoy Museo Nacional de Arte o dada sus siglas MUNAL.
La calle de Tacuba sigue el trazo de la antigua calzada prehispánica que conducía a Tlacopan, lo que hace de esta calle un lugar emblemático al ser de los pocos trazos prehispánicos conservados. La sección de la calle donde se encuentra la plaza, fue conocida desde la época virreinal y hasta inicios del siglo XX como Plaza San Andrés; ya que, el predio estaba ocupado por el convento y hospital del mismo nombre.
Su origen de este inmueble fue gracias al matrimonio María de Aguilar y Niño y Don Melchor de Cuéllar, quienes apoyaron en la creación de un Colegio-Seminario para los Jesuitas. Su licencia fue concedida el 13 de junio de 1615, sin embargo, los herederos no quisieron continuar con la labor y dejaron el inmueble con falta de recursos lo que provocó un deterioro. Sería Don Andrés de Carvajal y Tapia quien concluyó la adecuación del colegio, formalizando su ofrecimiento el 15 de agosto de 1672 (Muriel 1991:216), por ello se le nombró hospital de San Andrés gracias a su benefactor.
A través del tiempo, el hospital fue pasando por varias dificultades tanto económicas como administrativas, una de ellas por el traslado de la orden al convento de Tepotzotlán, y la epidemia de viruela que azotó en 1779. Para el año de 1783 quedó convertido como el Hospital General de San Andrés. Con el tiempo el inmueble paso por varias reformas y adecuaciones como una serie de oficinas, la ropería, la sala de juntas, el anfiteatro provisto de todo lo necesario para las disecciones anatómicas (Muriel 1991:223), además de que todas estas oficinas se hallaban dispuestas conforme a los cánones arquitectónicos de la época. Destacó además su botica, la cual fue una de las mejores de la ciudad ya que llegó a surtir a otras de provincia (Muriel 1991:224).
Con el paso del tiempo, y a pesar de la fama del Hospital de San Andrés, esté comenzó a tener problemas administrativos y económicos, su estado empeoró más con motivo de la Guerra de Independencia hasta su consumación. Las Leyes de Desamortización expedidas por Lerdo de Tejada, ocasionaron el cese económico de algunas entradas al hospital, y con la supresión de las Órdenes Hospitalarias se comenzó un declive. Sin embargo, las Hermanas de la Caridad, en 1850, se ocuparon por un tiempo del hospital de San Andrés hasta el año de 1874 cuando fueron expulsadas por el presidente Lerdo de Tejada (Gutiérrez 2017:3).
En la última mitad del siglo XIX y principios del XX, la plaza de San Andrés y sus alrededores tuvieron una serie de transformaciones, que consistieron en ampliaciones de calles y la destrucción parcial de edificios virreinales. La primera fue en 1868, cuando se abrió la calle Xicoténcatl, para lo cual derribaron la ex capilla del convento de San Andrés, acto en represalia a los imperialistas que apoyaron el mandato de Maximiliano de Habsburgo, quien fue embalsamado en este lugar. (Sánchez 2013: 58).
Si bien el espacio de la plaza se comenzó a estructurar con la apertura de esta calle, fue hasta principios del siglo XX que tomaría forma, cuando inició la construcción del Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas, durante el mandato del General Porfirio Díaz. Su idea de proyectar a México ante el mundo como un país de modernidad, propicio la creación de varios inmuebles, entre ellos el nuevo Hospital General en 1905 (INBA 2006), por ello los pacientes y personal médico fue trasladado del San Andrés a esté nuevo recinto.
Debido a ello el antiguo hospital de San Andrés fue demolido en el año de 1904, para dar pasó a la creación de la Secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas. Es así que se contrató al arquitecto italiano Silvio Contri; quien modificó la alineación de la calle al remeterse respecto a su parámetro, creando así una pequeña plaza; la cual fue una gran solución urbana y arquitectónica, ya que, de haber respetado el alineamiento original, la arquitectura del Palacio de Minería como del Museo Nacional de Arte se habrían enfrentado, opacándose una a la otra (Sánchez 2013: 58).
Por ello el inmueble fue desplazado varios metros hacia atrás y se creó la plaza frontal entonces ya conocida como Plaza de Minería. Este inmueble fue creación de Manuel Tolsá para albergar al gremio de la minería de Nueva España, su edificación comenzó el 22 de marzo de 1797 y finalizó el 3 de abril de 1813 (González y Oviedo 1992:3). El Palacio de Minería destaca por ser uno de los edificios representativos del Neoclásico mexicano de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, remarcando el logro de bella armonía donde se conjugan la funcionalidad y los elementos arquitectónicos monumentales (González y Oviedo 1992:3).
Pasaron siete años para que se concluyeran los trabajos de la creación del Palacio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. El edificio se concluyó en 1911, cuando también se abrió la calle Marconi; sin embargo, por el exilio del General Porfirio Díaz no fue puesto en servicio hasta el 25 de mayo de 1912 (Schroeder 1988: 59). De hecho Gabriela Sánchez en su texto “Sobre la venta del Solar de Nilpantongo y las casas ahí construidas” menciona lo siguiente:
(…) tras la inauguración del edificio, la plaza fue concebida como una glorieta con dos espacios de planta oval que permitieron la circulación de automóviles y ornamentada con un área ajardinada con sencillos parterres. Hacia la década de 1950, las áreas verdes fueron suplidas por una banqueta, hasta quedar cerrada a la circulación (Sánchez 2013: 58).
El inmueble dio cavidad a diversas funciones administrativas de dicha instancia pública (Gutiérrez 2017:4), por lo que para el año de 1973 se alojó el Archivo General de la Nación. Sin embargo, al paso de 4 años, fue insuficiente el espacio para poder resguardar toda la documentación. Es así como en el año de 1982, el Palacio de Comunicaciones fue remodelado para albergar al Museo Nacional de Arte mejor conocido como MUNAL.
A un costado del Palacio de Comunicación y Obras Publicas, en lo que fue la sección abierta y que daría paso a la creación de la calle Xicoténcatl, se inauguró la “Plaza Pública Sebastián Lerdo de Tejada” en 1971 (Sánchez 2013: 59). Aunque podía considerarse una prolongación de la plaza que nos ocupa pues quedan separadas por un desnivel.
El 27 de mayo 1979 se trasladó a la Plaza de Minería la escultura ecuestre de Carlos IV; motivo por el cual se le cambió el nombre a “Plaza Manuel Tolsá,” en honor del artífice de las dos obras que de este modo quedaban frente a frente. Sobre la fachada del Palacio de Comunicaciones, hoy MUNAL, se colocó una placa de bronce la cual señala que se le daba este nombre en reconocimiento a la obra del artista valenciano (Schroeder 1988: 74, 86).
La estatua ecuestre de Carlos IV, mejor conocida como “El Caballito”, fue una de las esculturas más representativas de Manuel Tolsá, a pesar de que originalmente la escultura fue colocada en la plaza principal mejor conocida como Zócalo, al terminar la Guerra de Independencia, esta fue colocada en el patio de la antigua Universidad, sin embargo y debido a la ideología del momento esta estuvo a punto de ser fundida, fue Lucas Alamán quien la rescató argumentado que más allá de representar a un mediocre invasor, la estatua era una obra de arte (Vázquez 2017:47). Debido a ello fue reubicada en la avenida Bucareli hasta 1979 en el que se trasladó a la Plaza de Minería, la cual fue rebautizada con el nombre de Plaza Manuel Tolsá.
Cabe señalar que el 30 de enero de 1930 se publicó la Ley sobre Protección y Conservación de Monumentos y Bellezas Naturales, por lo que varios inmuebles fueron catalogados como monumentos ya que fueron construidos en los siglos XVI, XVII, XVIII dada su importancia artística o histórica (Prieto 1979:61). Por ello tanto el Palacio de Minería como la estatua Ecuestre del Carlos IV, entraron categoría de Monumento Histórico a excepción del antiguo Palacio de Comunicaciones, hoy MUNAL, ya que este fue catalogado como Monumento Artístico en el Documento Oficial de la Federación emitido el 4 de mayo de 1987 (Puertas Adentro 2012:4) ya que la declaratoria menciona que dicho inmueble asume las características formales de los palacios renacentistas italianos del siglo XVI, estilo en el que destaca la utilización monumental del espacio y la decoración aplicada como un recurso de primera importancia (De la Madrid 1987:50).
El inmueble se ubica dentro del perímetro A de la Zona de Monumentos Históricos del Centro Histórico de la Ciudad de México (López 1980: 9-35). Y es precisamente que la Plaza Manuel Tolsá junto con el MUNAL, el Palacio de Minería y la estatua ecuestre de Carlos IV entran como zona de Monumentos Históricos, por lo que este espacio se considera relevante en la historia de la Ciudad de México.
El inmueble se encuentra dentro de los polígonos que comprenden las inscripciones de patrimonio mundial “Centro histórico de México y Xochimilco” (UNESCO, 1987) y “Camino Real de Tierra Adentro” (UNESCO, 2010) emitidas por la UNESCO.
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