La capilla inicio su construcción en 1722, bajo los auspicios de fray Pedro del Espíritu Santo en los límites de los terrenos del eremitorio de los monjes carmelitas y sobre la cumbre del cerro de los ídolos, por haberse encontrado en el muchas representaciones de dioses paganos, se concluyó y dedicó en 1728, cantando su primera misa el bachiller Pascual Ignacio López cura de Santa Fé, (Abundis 2007: 1233)

Fuera del muro, hacia el Suroeste, alejada unos dos kilómetros y en el monte más alto, emprendieron los carmelitas una capilla, allá por el año de 1722, que terminaron en 1728 y dedicaron al señor San Miguel. Quien guste de los simbolismos puede ver en ella una atalaya desde la que el guerrero arcángel protegía la comunidad. Para los pueblos vecinos significaría la molesta señal del límite de las extensas propiedades de los frailes. Era una capilla de planta octagonal y cubierta de tejamanil, con su altar de mampostería que en parte subsiste. Adquiere verdadero sentido aquí la interpretación de las plantas en octágono como un enlace entre lo terrenal y lo celeste, pues a la altura en que está la ermita y por la naturaleza del arcángel parece un punto en que se tocan la tierra y el cielo. Aducían los religiosos otro motivo para su ermita, que era el haberla hecho para santificar el lugar que llamaban cerro de los ídolos, por haber encontrado en él laja y tezontle de un templo prehispánico con cuchillas de pedernal e idolillos.."( Baes 1981: 23)